26 de noviembre de 2013

No te confundas: impotencia no es lo mismo que eyaculación precoz


Las estadísticas demuestran que en España todavía nos cuesta hablar abiertamente de salud sexual. Por ello, la disfunción eréctil y la eyaculación precoz siguen constituyendo un cierto estigma para quienes la sufren. Los estereotipos en torno a la masculinidad son un lastre que hace que muchos hombres no terminen de decidirse a buscar un tratamiento eficaz para sus problemas íntimos. La resignación ha sido la tónica general hasta no hace mucho. Cada vez son más, sin embargo, los que deciden finalmente acudir al médico de familia o urólogo para buscar soluciones. Afortunadamente, existen en la actualidad fármacos específicos que permiten tratar dichas enfermedades (como Viagra, Cialis, Levitra o Priligy). A pesar de ello, la falta de información hace que en algunos casos se confundan los síntomas de la impotencia y la eyaculación precoz. A pesar de que ambas encabezan la lista de patologías que pueden afectar al rendimiento sexual del hombre, ni sus síntomas ni sus causas son iguales. Marcamos las diferencias entre ellas. 

No todo es impotencia
En el lenguaje cotidiano tendemos a la simplificación. Por eso, a veces usamos una misma etiqueta para referirnos a distintas ideas, aun cuando la denominación no sea del todo exacta. Por eso, durante décadas se ha hablado de los problemas que afectan a la sexualidad masculina reagrupándolos bajo el paraguas común de la impotencia. Teniendo en cuenta que desde el punto de vista etimológico esta palabra significa "incapacidad para hacer algo", se convirtió en una práctica forma de referirse a la totalidad de condicionantes que impiden que el hombre disfrute normalmente de sus relaciones sexuales con penetración. Disfunción eréctil, eyaculación precoz, anorgasmia o eyaculación retardada han constituido así un todo indistinto. De ahí, probablemente, que todavía persista una cierta confusión a la hora de referirse a los problemas de impotencia o de eyaculación. Muchos son los hombres que, ante los síntomas de ésta, se convencen erróneamente de que son impotentes. 

Diferencias entre la disfunción eréctil y la eyaculación precoz
Ambos problemas pueden manifestarse o no al mismo tiempo. Algunos hombres que sufren impotencia sexual terminan siendo eyaculadores precoces y viceversa, aunque no necesariamente. Mientras que la primera se define como la incapacidad para alcanzar una erección suficiente para la penetración o para mantenerla una vez conseguida, la segunda es la falta de control sobre el reflejo eyaculatorio. El clímax y el orgasmo llegan de forma precipitada, apenas iniciado el coito. El eyaculador precoz sí es puede tener una erección, pero no controlada. Y el impotente no llega a eyacular ante la imposibilidad de culminar la penetración. Ambas circunstancias están, sin embargo, muy relacionadas con el plano psicológico. Si en algunas ocasiones están motivadas por problemas físicos, es sobre todo el aspecto mental el que influye en el desempeño sexual del hombre. El estrés, la ansiedad, la falta de confianza o la inexperiencia son sus principales enemigos. 

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